viernes, 20 de mayo de 2016

Voy a dormir

Voy a dormir,
abro el sobre del sueño, me introduzco
como una corriente marina entre sales,
echo encima de mis ojos el peso del mundo,
como un destello de luz sombría.
Voy a dormir,
esparzo sobre mi piel las arenas,
aderezo la sintaxis de mis pensamientos,
limpio la cadena que me atrapa,
como los perros dando vueltas.

Voy a dormir,
y en mi pecho estalla el nervio,
un puño cerrado que retiene el viento,
pero no es ya su hora de tenerme,
no es su turno para torturarme.
Voy a dormir,
y señalo las sombras en las esquinas,
la sangre duerme en mis extremos,
mi mente divaga entre terrazas,
presionando a mi cuerpo al sueño.

Voy a dormir,
y los fantasmas vienen a tocarme,
a veces son tan agradables,
que brotan ríos de mis ojos,
aunque no siempre de alegría.

Voy a dormir,
y espero que el oro de tu pelo,
el verde de tu voz y tu mirar
vengan a contarme todo lo que haremos,
cuando esté durmiendo.

Estoy dormido.

lunes, 16 de mayo de 2016

Dos hombres

En la barra del bar alguien me dijo:

«hay dos hombres dentro de mí ahora,
uno es verde y me empuja hacia el cielo,
canta con voz de vida y rocío sonriendo,
otro es azul y tira hacia abajo a deshoras,
llora con sus ojos cubiertos de caracolas,
ducha con whisky toda su piel de cieno.
El verde esparce su olor a bosque sincero,
el azul canta desgarrada su voz que implora».

«Cuando dejo que se pasen las horas,
el hueco que tengo dentro de desencuentro,
es llenado por uno u por otro dependiendo
de la concurrencia en tiendas de fe curiosa,
de los bichos que trague al abrir la boca,
de la energía que me roben los anhelos
y del latido con que grita la voz del sueño.
Y ambos ríen hasta que llega la aurora».

«Amigo,» le dije «por la voz que implora,
por los vericuertos que tomo si acierto,
por la vendimia de este robo incierto,
espere, que siempre cantará la alondra.
De estar libre de hombres ya llegará la hora,
cuando volar, ya no le dé miedo,
cuando no tenga que arrodillarse al fuego
y sufrir por los dedos tanta demora».

«Tras el hombre verde y el azul se esconden,
envueltos en sus mantos de pandemonio,
el resabio de una herida y un negro odio,
que no cicatrizan y le hacen deforme.
Cuídese mucho, amigo, pues le consumen,
de fuerzas vaya haciendo acopio,
derrote al monstruo y al demonio,
y, nunca deje que la herida le abrume».

Y, en silencio, abandoné la sala.

martes, 3 de mayo de 2016

Vínculos

Hay vínculos, oh vínculos,
Perlas de cristal separadas del collar,
Rayos de luz cortados por la sombra,
Hay vínculos, oh vínculos,
Destinados a durar hasta que acaban,
Sesgados por la poca fortuna y el momento.

Y hay vínculos, oh vínculos,
Que en mi malhacer he derrotado,
Que malnacido he destrozado,
Hay belleza que no he sabido sacar del fuego,
Ni he sabido restaurarlos con silencio
Hasta haberlos calcinado.
Hay vínculos, oh vínculos,
Que se han desvanecido, por mi mano aplastados.