No me gusta la poesía. No.
La que hacemos encriptada en palabras isla.
Y no me gustan los poetas.
Aprendices de Bukowskwi que ahogan
sus pájaros azules en tragos de alquitrán
o que los ocultan tras montañas de silicona.
Que desnudan sus cuerpos para ocultar sus almas.
"Esclavos de
la tecla INTRO
que presionan con
dramatismo
cada vez que les viene en gana."
Narradores de voz desesperada, cuentacuentos,
fuentes de tristeza y vidas pasadas,
mirando siempre a la luna, tratando de ser gatos.
Imitando los versos de los últimos
cincuenta años.
Que comparten, como si de Sabina se tratara,
versos de humo entre rasgueos de guitarra
con voces desgarradas y monótonas.
Huyendo de metáforas, hipérboles
y demás parrafadas.
Poesía en ciento cuarenta caracteres,
amantes de Coelho, Moccia, el amor
y cualquier Bram Stocker moderno.
¡Esclavos de la poesía sin verso!
no queriendo llamarme profesional,
ni poeta, ni maestro,
solamente quisiera que escuchéis
mi consejo,
antes de arder en los entresijos
de una generación perdida,
y en laberintos de símbolos odiosos,
leed a todo aquél que estuvo perdido,
que encerró a sus pájaros azules,
(que son más de los que pensáis)
¡atreveos a amar los versos!
y así podréis sacar la fuerza para escribir
algo digno de colgar en el firmamento.
A los pseudopoetas
leer, leer, leer, y eso hace que todo se salve
ResponderEliminarDecía Stephen King, Emilio, que el hombre que no tiene tiempo para leer. no tiene tiempo para escribir.
EliminarAtreverse, ahí está la clave, atreverse a ir un poco más allá que la mierda media acomodada.
ResponderEliminarUn saludo que soy nuevo por aquí...
Me identifico tanto con la figura del pseudopoeta y, a la vez, tengo tanta necesidad de aplaudir, que me siento muy contrariado.
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