martes, 22 de septiembre de 2015

Almuerzo

Nuestras caras caen a los platos,
instauran tundras de mascar.
Tenedores pastan y entierran,
horadan la tierra tozudos.
Cucharas reman en pantanos,
drenan el jugo de la vida.
El polvo esconde las palabras,
cubre la tez con su sabor.

Amanece.

Florece en tus ojos la tierra,
la luz los árboles inunda
de blanca y pedrada piel.
Arruya tu mirar de río,
el verde de tus hojas crece.
Arqueas la sonrisa de dríada
y tus mejillas de paloma,
El sauce de tu pelo entona
la melodía azul del fuego.

Y ya no hay desiertos ni sequías en el almuerzo,
se lo llevan las cristalinas aguas de tu risa.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Estampa: la Playa de la Griega.

Mi pulmón tira del mar de los vapores
mientras cuernos azules pintan el cielo.
La tierra sumerge sus extremidades
y abraza las frías corrientes de espuma.
Como cerveza azul, entonan las olas
su sinfonía sobre las rocas lisas.

El bosque titubea sobre el borde abrupto,
final tajante en que acaba su dominio.
Las praderas explotan el borde verde
sorprendidas si desaparece el mundo.
Pueblos imposibles ante los barrancos,
que devoran furia exaltada y marítima,
como milagros hijos de la montaña.

Lo respiro como oxígeno despierto,
mi cabeza se sumerge en la corriente
triangular del brazo de playa sencilla.
La colonia del mar está en mi pulmón,
y la sal, y la arena desaparecen,
y los niños y el sol se filtran en negro,
mientras los cuernos azules de tormenta,
siguen con su marcha por el horizonte