(Poema escrito a finales de Julio de 2016)
Una nube de cuchillos me desgarra,
martillos trabajan mi fría
armadura
haciendo su nido amargo en mi espalda,
coloreando mi piel con
claros de luna.
Un gusano siniestro toma mi sino,
insectos
selectos recogen sus pelos,
resoplan crujiendo su ojo intestino,
siendo
colmena de su abyecto cortejo.
Su reina dirige con tesón el ritmo,
dibuja círculos rotos con cicuta,
verde asqueado, son sus vapores
castigo,
y lo vierte, y en la sangre circula.
E, incierto en su
ser, un soldado canta,
difuminando y silenciando al bestiario,
aprisionando mis pulmones con plantas,
apuñalándome dentro de su diario.
Mi rostro es un corrupto busto de Jano,
mi faz separada roja maltratada:
dolor y odio, culpa y asco a cada lado,
mi azul ser cortado en cuatro por la espalda.
Que nunca duerman quienes debieran temer a los hombres de cuatro caras.
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