Desde
que el hombre es hombre, éste
ha levantado sus ojos al cielo y ha contemplado con temor, con
inocencia, con
fantasía, los
puntos de esperanza y luz que arden en mitad de la penumbra y la
muerte.
Desde
que el hombre es hombre, ha
mirado a las estrellas y se ha visto, pequeño
en la inmensidad,reflejado
en ellas. Y
desde que miró por vez primera, soñó, soñó
con ser como ellas, en
buscar un mundo parecido, justo, resplandeciente
y perfecto. Lejano
y etéreo, libre
y confortante; un
mundo donde no hiciese falta mirar las estrellas para imaginar otro
mundo mejor. Una
fantasía, siempre
ha tenido el hombre la capacidad de crear fantasías mirándolas, ha
observado sobrecogido el manto nocturno y ha imaginado, ha
creado dragones y ha producido bellas flores, ha
sido dios y esclavo de ella.
De
esta manera todos los hombres desde el primero, todos
hemos mirado el mismo cielo,imperturbable
en nuestras pupilas, todos
los hombres hemos sentido reflejadas las estrellas en nuestros ojos, y
todos nosotros, humanos, hemos
buscado la fantasía en los astros, todos
iguales, es
eso lo que nos une.
Y
así, miles
de años atrás, mientras
se acurrucaba el
primer hombre, se
durmió; y soñó mecido por la suave nana del canto de las estrellas.
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