Chillan, ahí fuera los vientos
canta la lluvia en los cristales,
y en mi corazón, tu ausencia.
Me oculto tras muros y páginas,
pero siemper me acabas encontrando,
y me faltan para tus ojos las palabras.
No me busques ni me encuentres,
que sean tus ojos los que me lleven al naufragio,
cántame, sirena
y bésame, para poder respirar.
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