No encuentras en los roces de seda
el aliento de las arenas desérticas.
Buscas en silencio los pliegues
de los perfumes y los ungüentos.
Miras con tus ojos almendrados;
rechazas detrás de las celosías el susurro
de los vientos y las estrellas.
¿Dónde quedaron atrás los azahares,
las fuentes y el mercurio
y las estrechas calles?
¿En qué lugar desaparecieron las aguas
y se las tragaron las armas?
¿Cuándo devoraron la paz los alfanjes?
¿Cuándo los halcones fueron cazados?
¿Dónde nos perdimos?
Ya te acurrucas en un rincón,
malherido, sin hermanos.
Ya manan de tus ojos las heridas,
ya tu corazón se erosiona con la arena...
Arenas... dunas de desiertos muertos.
ResponderEliminarAmores muertos y enterrados en las arenas movidizas de nuestras almas dormidas.
Bello poema, triste y hermoso.
Felicitaciones por tu poema, me gusta.
Un abrazo fraterno de MA.
El blog de MA.