Tengo frío dentro de mí,
y tengo que calentarme solo.
Hay una cicatriz que a veces se abre
y sale una versión de mí distorsionada.
Hace frío dentro de mí,
pero poco a poco penetra la risa.
Mi yo que arde y sufre se encoge,
pero araña y se agarra con los dedos.
Tengo fríos los huesos,
pero, a veces, me miran y me lleno de azul,
una ola de ondas claras
rellena los huecos y construye algo nuevo.
No hace tanto frío dentro de mí,
pronto podré mirar hacia afuera.
Y, si tú me dejas, te contaré,
cómo nunca dejaste que me congelara.
martes, 29 de diciembre de 2015
domingo, 27 de diciembre de 2015
Poema de amor a mí mismo.
Yo
tengo los ojos del mar
que han visto la realidad sin traducir.
Yo
tengo las manos de carpintero
que han cortado el mundo para hacerlo mío.
Yo
tengo los hombros de obrero
que han cargado con demasiada carga.
Yo
tengo los dedos de inventor
que han hecho música con todo.
Yo
tengo la mente descalza
y como copos de nieve creo imágenes.
Yo
tengo las piernas del lector
y he estado en todos los rincones del mundo.
Yo
tengo el corazón desorientado
y espero encontrarlo pronto.
tengo los ojos del mar
que han visto la realidad sin traducir.
Yo
tengo las manos de carpintero
que han cortado el mundo para hacerlo mío.
Yo
tengo los hombros de obrero
que han cargado con demasiada carga.
Yo
tengo los dedos de inventor
que han hecho música con todo.
Yo
tengo la mente descalza
y como copos de nieve creo imágenes.
Yo
tengo las piernas del lector
y he estado en todos los rincones del mundo.
Yo
tengo el corazón desorientado
y espero encontrarlo pronto.
viernes, 25 de diciembre de 2015
Dos ausencias
Dos ausencias me estrujan hoy el alma.
Una figura temblorosa que he asesinado,
Y un grito de alegría que hace poco se apagó.
La primera llevaba meses vibrando
Y ahora empieza a dejar de estar borrosa.
La segunda ha emprendido su vuelo
Y ha abierto sus alas dejándonos sorprendidos.
Dos ausencias saturan hoy mis emociones.
Una cuya cara vuelvo a ver con claridad,
Una cuya cara ha desaparecido.
Una figura temblorosa que he asesinado,
Y un grito de alegría que hace poco se apagó.
La primera llevaba meses vibrando
Y ahora empieza a dejar de estar borrosa.
La segunda ha emprendido su vuelo
Y ha abierto sus alas dejándonos sorprendidos.
Dos ausencias saturan hoy mis emociones.
Una cuya cara vuelvo a ver con claridad,
Una cuya cara ha desaparecido.
miércoles, 23 de diciembre de 2015
Amanecer parcial
Hoy ha salido el sol,
Y me cuesta pensar en ello.
Hoy no he sido Gregor Samsa,
Y apenas si puedo creerlo.
Hoy he regado campos de risa,
Y parece que no quiera merecerlo.
Este amanecer solitario,
En el que siembro mis semillas,
Ha colgado el cartel de clausurado
Forjando mi máscara dorada.
Danzo monótono bajo la esperanza,
Débil e injusta del perdón y el regreso,
Fuerte y clara de que la carcajada entre en mí.
Pronto mejorarán las cosas
Y me cuesta pensar en ello.
Hoy no he sido Gregor Samsa,
Y apenas si puedo creerlo.
Hoy he regado campos de risa,
Y parece que no quiera merecerlo.
Este amanecer solitario,
En el que siembro mis semillas,
Ha colgado el cartel de clausurado
Forjando mi máscara dorada.
Danzo monótono bajo la esperanza,
Débil e injusta del perdón y el regreso,
Fuerte y clara de que la carcajada entre en mí.
Pronto mejorarán las cosas
martes, 22 de diciembre de 2015
Misiva.
"No os diré, no lloréis; pues no todas las lágrimas son amargas".
J.R.R. Tolkien.
Los dedos de mi abuelo se doblan
cansados de tanta soledad repentina.
Miro su piel manchada con los días
y lo oigo con su monótono canturreo.
Me habla de fantasmas con esperanza
y nos cuenta, callado, la vida contigo.
Se ha apagado la alegría de sus ojos,
como una pupa que está vacía de su larva.
Se sienta en el sillón, inmóvil, esperando
que los días se sucedan uno tras otro.
Todo aquí gira en torno a tu ausencia,
tus cosas que nos gritan que nos faltas.
Tus fotos cogen polvo en las estanterías,
tu vacío lo asume la casa en silencio.
Has zarpado en silencio hacia los astros,
haciéndote miel en nuestros recuerdos.
Has trazado tu camino hacia los soles ardientes,
hiriendo el firmamento con tu vida.
Así hemos de recordarte, bajo el signo de tu risa.
Espero que volvamos a vernos.
sábado, 19 de diciembre de 2015
Para cantar cuando te has ido
Te fuiste cuando me tragaba el vacío,
Cuando mi mano pendía de tus clavos ardiendo.
Cuando te marchaste ya olías a cerrado,
Y tu luz se había vuelto negra.
Te fuiste al llover yo sobre tus mantas,
Cuando más necesité de tu abrigo.
Cuando te marchaste se desplomó la cornisa,
Y tu sombra se tornó oscura.
Te fuiste a la llegada de la noche,
Cuando tú ya amanecías.
Cuando te marchaste se apagó la luz de mis adentros,
Y dos puños agarrados la mantienen extinta.
Te fuiste cuando me quedaba ciego,
Cuando sin saberlo te hería.
Cuando te marchaste lo hiciste dando estocadas,
Y cantabas alegre tu marcha.
Te fuiste al arder la pólvora,
Cuando decías que te juzgaba.
Cuando te marchaste sangrabas,
Y no era mía la herida.
Te fuiste cuando más negro lo veía,
Cuando más te quería.
Cuando te marchaste y se rompió todo,
No estuviste cuando te necesitaba.
Te fuiste al cantar de otros pájaros,
Cuando yo perdí la voz.
Cuando te marchaste me encerraste en un baúl,
Y ya no veo la luz del sol.
Te has marchado.
Me falta tu luz.
Y desde entonces, quemo tu nombre,
Y araño tu recuerdo y profano tu rostro.
Cuando mi mano pendía de tus clavos ardiendo.
Cuando te marchaste ya olías a cerrado,
Y tu luz se había vuelto negra.
Te fuiste al llover yo sobre tus mantas,
Cuando más necesité de tu abrigo.
Cuando te marchaste se desplomó la cornisa,
Y tu sombra se tornó oscura.
Te fuiste a la llegada de la noche,
Cuando tú ya amanecías.
Cuando te marchaste se apagó la luz de mis adentros,
Y dos puños agarrados la mantienen extinta.
Te fuiste cuando me quedaba ciego,
Cuando sin saberlo te hería.
Cuando te marchaste lo hiciste dando estocadas,
Y cantabas alegre tu marcha.
Te fuiste al arder la pólvora,
Cuando decías que te juzgaba.
Cuando te marchaste sangrabas,
Y no era mía la herida.
Te fuiste cuando más negro lo veía,
Cuando más te quería.
Cuando te marchaste y se rompió todo,
No estuviste cuando te necesitaba.
Te fuiste al cantar de otros pájaros,
Cuando yo perdí la voz.
Cuando te marchaste me encerraste en un baúl,
Y ya no veo la luz del sol.
Te has marchado.
Me falta tu luz.
Y desde entonces, quemo tu nombre,
Y araño tu recuerdo y profano tu rostro.
domingo, 13 de diciembre de 2015
Miedo.
Algo debe de estar en llamas en mi cabeza,
hay un humo negro alrededor de mis ojos y mi boca.
Cuando se disipa, el panorama es desolador,
hielo y estacas se destapan en el paisaje.
Hay un muñeco subido a mi espalda,
controla mis brazos y me los ata al cuerpo.
Hay demasiado ruido.
No hay música.
Dentro solamente tengo silencio.
A veces se levanta la venda de mi visión
y aparezco en una playa de aguas cristalinas,
sujeto un vaso lleno hasta los bordes de agua.
Pesa demasiado como para poder sujetarlo.
El agua es negra y sedosa como tu pelo,
negra y pesada como un intento de suicidio,
negra y maloliente como los recuerdos corruptos.
A veces vacío el vaso delante de mí,
y lo relleno con el agua cristalina de la playa.
Y la arena se llena con tu cara y tus ojos,
tus labios en los dedos de otros hombres,
tu música cantada para la vejez de otros.
Una mancha oscura, como una noche sin día,
se queda marcada en el suelo noctámbulo.
Y el ruido se calla un poco.
Hay música, alguna.
"I... have become... comfortably numb"
"There I go, turn the page".
A veces brilla la luz del sol y me lleno de risa
aunque luego caiga en en un saco roto de silencio.
A veces aparece una imagen curvada,
una voz agradable, una sonrisa amable,
arribando en botellas llenas de luz con la marea.
Sopla el viento silencioso lleno de salitre,
la luz del sol parece calentar estos fríos brazos.
La luz de las botellas se acumula en la orilla.
Pero entonces llega la noche, que es larga.
Y sopla el viento, y derriba las palmeras.
Y el agua se vuelve oscura.
Y el vaso se llena otra vez con tu boca,
y el agua que he tirado se levanta y me abraza
llenándome con su pesado petróleo.
Y vuelvo a temblar mientras los carámbanos crecen,
y la arena se torna sangre y nieve.
El salitre es un viento huracanado que grita,
una fuerza incesante que trata de apagarme,
un rayo que no cesa que quiere convertirme en polvo.
Una caricatura de tu "yo" verdadero y único,
un conjunto de mis números, fechas y obligaciones,
de tus números, fechas y obligaciones
que me empujan hacia el agua.
Pero siempre que mis dedos llegan a la orilla
y los átomos me cubren para desentrañar
el bosque helado y nevado que hay debajo,
sube el muñeco a mi espalda, con tu cara a veces,
con la cara de los desanimadores otras,
con la cara de los anónimos que circulan por la calle,
con los gritos y la ira, hablando por mí,
moviéndome la boca y pellizcando mis hombros,
arrastrándome debajo dentro y dentro de la corriente.
Siempre debajo del agua me ahoga la nieve.
Los copos se pegan a mi corazón y chillo.
Vuelve a no haber música.
Y tengo que mirar hacia arriba.
Todas las botellas que han llegado a mi playa,
con sus mensajes de esperanza y alegría,
brillan como un millar de estrellas en el firmamento.
Cada una a su manera, cada una con su fuerza.
Unas palabras amables, un brazo acogedor,
una charla interesante, un oyente comprensivo.
Ninguno es capaz de matar al monstruo
pero consiguen bajar la marea hasta que pueda respirar.
Vosotros sois ahora la galaxia de mi república,
la ayuda para reconstruir Cartago.
Vosotros sois lo que me mantiene respirando en la playa.
hay un humo negro alrededor de mis ojos y mi boca.
Cuando se disipa, el panorama es desolador,
hielo y estacas se destapan en el paisaje.
Hay un muñeco subido a mi espalda,
controla mis brazos y me los ata al cuerpo.
Hay demasiado ruido.
No hay música.
Dentro solamente tengo silencio.
A veces se levanta la venda de mi visión
y aparezco en una playa de aguas cristalinas,
sujeto un vaso lleno hasta los bordes de agua.
Pesa demasiado como para poder sujetarlo.
El agua es negra y sedosa como tu pelo,
negra y pesada como un intento de suicidio,
negra y maloliente como los recuerdos corruptos.
A veces vacío el vaso delante de mí,
y lo relleno con el agua cristalina de la playa.
Y la arena se llena con tu cara y tus ojos,
tus labios en los dedos de otros hombres,
tu música cantada para la vejez de otros.
Una mancha oscura, como una noche sin día,
se queda marcada en el suelo noctámbulo.
Y el ruido se calla un poco.
Hay música, alguna.
"I... have become... comfortably numb"
"There I go, turn the page".
A veces brilla la luz del sol y me lleno de risa
aunque luego caiga en en un saco roto de silencio.
A veces aparece una imagen curvada,
una voz agradable, una sonrisa amable,
arribando en botellas llenas de luz con la marea.
Sopla el viento silencioso lleno de salitre,
la luz del sol parece calentar estos fríos brazos.
La luz de las botellas se acumula en la orilla.
Pero entonces llega la noche, que es larga.
Y sopla el viento, y derriba las palmeras.
Y el agua se vuelve oscura.
Y el vaso se llena otra vez con tu boca,
y el agua que he tirado se levanta y me abraza
llenándome con su pesado petróleo.
Y vuelvo a temblar mientras los carámbanos crecen,
y la arena se torna sangre y nieve.
El salitre es un viento huracanado que grita,
una fuerza incesante que trata de apagarme,
un rayo que no cesa que quiere convertirme en polvo.
Una caricatura de tu "yo" verdadero y único,
un conjunto de mis números, fechas y obligaciones,
de tus números, fechas y obligaciones
que me empujan hacia el agua.
Pero siempre que mis dedos llegan a la orilla
y los átomos me cubren para desentrañar
el bosque helado y nevado que hay debajo,
sube el muñeco a mi espalda, con tu cara a veces,
con la cara de los desanimadores otras,
con la cara de los anónimos que circulan por la calle,
con los gritos y la ira, hablando por mí,
moviéndome la boca y pellizcando mis hombros,
arrastrándome debajo dentro y dentro de la corriente.
Siempre debajo del agua me ahoga la nieve.
Los copos se pegan a mi corazón y chillo.
Vuelve a no haber música.
Y tengo que mirar hacia arriba.
Todas las botellas que han llegado a mi playa,
con sus mensajes de esperanza y alegría,
brillan como un millar de estrellas en el firmamento.
Cada una a su manera, cada una con su fuerza.
Unas palabras amables, un brazo acogedor,
una charla interesante, un oyente comprensivo.
Ninguno es capaz de matar al monstruo
pero consiguen bajar la marea hasta que pueda respirar.
Vosotros sois ahora la galaxia de mi república,
la ayuda para reconstruir Cartago.
Vosotros sois lo que me mantiene respirando en la playa.
martes, 8 de diciembre de 2015
.
He visto la noche aparecer en tus ojos
en la imagen de un sangriento crepúsculo.
He dejado de respirar durante el tiempo
que ha durado tu puesta de sol con miedo.
He pisado por tus campos de amapolas
mientras dormías ausente en tu carcasa.
He empujado y he subido escaleras por ti
a cambio de navegar por tu mente enferma.
He bajado a tus mazmorras a esperar contigo,
a romper contigo las cadenas de tus muñecas.
He estado contigo, cantando dentro de ti,
mientras el resto del mundo desaparecía.
He oído cómo temblabas en las noches,
he sentido tus fantasmas buscándote.
He empezado a dejar el frío dentro de mí,
con tal de que no se helasen tus huesos.
Has cantado conmigo mientras te levantabas,
te has sentado en mis caderas a perdernos.
Hemos construido cabañas seguras tras naufragios,
nos hemos resguardado juntos de la tormenta.
Hemos dejado que el agua nos cale a los dos,
con tal de no mojarnos en soledad.
Y cuando mis ojos se pierden en el atardecer,
cuando me están creciendo amapolas
y me convierto en una crisálida.
Cuando he empezado a recubrir mis dedos de frío,
cuando se ha agotado la fuente de mi calor,
cuando han aparecido fantasmas en mi búsqueda...
Cuando he necesitado que me tapases de la lluvia,
que cantases dentro de mí...
Te has ido, por miedo a perderte.
Y estoy dando paso a la noche.
Espero que no sea larga, que no sea fría.
Estas sábanas no saben dormir sin ti,
estos dedos no saben tocar otros que los tuyos.
Esta lluvia cala en esta mazmorra,
con unos grilletes demasiado fuertes.
Te has ido,
en la imagen de un sangriento crepúsculo.
He dejado de respirar durante el tiempo
que ha durado tu puesta de sol con miedo.
He pisado por tus campos de amapolas
mientras dormías ausente en tu carcasa.
He empujado y he subido escaleras por ti
a cambio de navegar por tu mente enferma.
He bajado a tus mazmorras a esperar contigo,
a romper contigo las cadenas de tus muñecas.
He estado contigo, cantando dentro de ti,
mientras el resto del mundo desaparecía.
He oído cómo temblabas en las noches,
he sentido tus fantasmas buscándote.
He empezado a dejar el frío dentro de mí,
con tal de que no se helasen tus huesos.
Has cantado conmigo mientras te levantabas,
te has sentado en mis caderas a perdernos.
Hemos construido cabañas seguras tras naufragios,
nos hemos resguardado juntos de la tormenta.
Hemos dejado que el agua nos cale a los dos,
con tal de no mojarnos en soledad.
Y cuando mis ojos se pierden en el atardecer,
cuando me están creciendo amapolas
y me convierto en una crisálida.
Cuando he empezado a recubrir mis dedos de frío,
cuando se ha agotado la fuente de mi calor,
cuando han aparecido fantasmas en mi búsqueda...
Cuando he necesitado que me tapases de la lluvia,
que cantases dentro de mí...
Te has ido, por miedo a perderte.
Y estoy dando paso a la noche.
Espero que no sea larga, que no sea fría.
Estas sábanas no saben dormir sin ti,
estos dedos no saben tocar otros que los tuyos.
Esta lluvia cala en esta mazmorra,
con unos grilletes demasiado fuertes.
Te has ido,
domingo, 6 de diciembre de 2015
Ya no te quiero.
Te quiero, pero ya no te quiero.
Vibra menos mi interior al verte
y mi exterior no rompe el silencio.
Somos conscientes del daño hecho
y aceptamos la sentencia del verdugo.
Recogemos las tempestades que nos merecemos,
viajamos los pasajes de tormentas que nos tocan,
aceptamos la culpa como un amigo que abraza.
Dejamos que el pánico nos inunde con tus noticias
porque somos los herederos de esta tierra rota.
¿Cómo podríamos mirar este páramo,
pensando que no fue culpa nuestra?
Te quiero, pero ya no te quiero,
pues esta tierra está baldía de no verte,
pues en estos campos no crece la hierba,
porque te fuiste y no te dejé irte.
Podrían haber brotado de nuevo las plantas,
podrían haberse abierto nuevas flores,
el tiempo lo curará, pero no será el mismo:
el jardín que yo adoraba.
Te quiero, pero ya no te quiero.
Te quiero,
porque estas son tus tierras.
Pero ya no te quiero,
porque estoy plantando mis campos con sal.
Vibra menos mi interior al verte
y mi exterior no rompe el silencio.
Somos conscientes del daño hecho
y aceptamos la sentencia del verdugo.
Recogemos las tempestades que nos merecemos,
viajamos los pasajes de tormentas que nos tocan,
aceptamos la culpa como un amigo que abraza.
Dejamos que el pánico nos inunde con tus noticias
porque somos los herederos de esta tierra rota.
¿Cómo podríamos mirar este páramo,
pensando que no fue culpa nuestra?
Te quiero, pero ya no te quiero,
pues esta tierra está baldía de no verte,
pues en estos campos no crece la hierba,
porque te fuiste y no te dejé irte.
Podrían haber brotado de nuevo las plantas,
podrían haberse abierto nuevas flores,
el tiempo lo curará, pero no será el mismo:
el jardín que yo adoraba.
Te quiero, pero ya no te quiero.
Te quiero,
porque estas son tus tierras.
Pero ya no te quiero,
porque estoy plantando mis campos con sal.
miércoles, 2 de diciembre de 2015
Sin fuerzas.
Si pudiese enseñarte cómo de grande es mi amor,
te traería todas las olas que hay en el océano.
Si pudiese mostrarte cómo de fuerte es mi amor,
compondría todas las melodías del universo.
Si pudiese cambiar algo con la vida de mi amor,
haría que nunca se pudiese estar triste en esta tierra.
Si pudiese servir de algo la fuerza de mi amor,
haría que volviesen atrás las arenas del tiempo.
Si pudiese no herirte con las espinas de mi amor,
caminaría a tu lado hasta que se acabasen los pasos.
Si pudiese dejar de quererte con las hojas de mi amor,
haría crecer bien altos todos los bosques del mundo.
Si supiese qué hacer con la fuerza de mi amor,
te lo daría para quererte menos.
Cigarettes After Sex - Dreaming of you
te traería todas las olas que hay en el océano.
Si pudiese mostrarte cómo de fuerte es mi amor,
compondría todas las melodías del universo.
Si pudiese cambiar algo con la vida de mi amor,
haría que nunca se pudiese estar triste en esta tierra.
Si pudiese servir de algo la fuerza de mi amor,
haría que volviesen atrás las arenas del tiempo.
Si pudiese no herirte con las espinas de mi amor,
caminaría a tu lado hasta que se acabasen los pasos.
Si pudiese dejar de quererte con las hojas de mi amor,
haría crecer bien altos todos los bosques del mundo.
Si supiese qué hacer con la fuerza de mi amor,
te lo daría para quererte menos.
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