Te fuiste cuando me tragaba el vacío,
Cuando mi mano pendía de tus clavos ardiendo.
Cuando te marchaste ya olías a cerrado,
Y tu luz se había vuelto negra.
Te fuiste al llover yo sobre tus mantas,
Cuando más necesité de tu abrigo.
Cuando te marchaste se desplomó la cornisa,
Y tu sombra se tornó oscura.
Te fuiste a la llegada de la noche,
Cuando tú ya amanecías.
Cuando te marchaste se apagó la luz de mis adentros,
Y dos puños agarrados la mantienen extinta.
Te fuiste cuando me quedaba ciego,
Cuando sin saberlo te hería.
Cuando te marchaste lo hiciste dando estocadas,
Y cantabas alegre tu marcha.
Te fuiste al arder la pólvora,
Cuando decías que te juzgaba.
Cuando te marchaste sangrabas,
Y no era mía la herida.
Te fuiste cuando más negro lo veía,
Cuando más te quería.
Cuando te marchaste y se rompió todo,
No estuviste cuando te necesitaba.
Te fuiste al cantar de otros pájaros,
Cuando yo perdí la voz.
Cuando te marchaste me encerraste en un baúl,
Y ya no veo la luz del sol.
Te has marchado.
Me falta tu luz.
Y desde entonces, quemo tu nombre,
Y araño tu recuerdo y profano tu rostro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario