Sereno viajo por los montes,
El sol pendiente del aguacero,
Desapareciendo sus colores de flores,
Escondiendo de mi cabeza el negro.
Suaves se arrastran las olas,
El mar acogiéndose al oleaje,
Creando en mi corazón caracolas,
Liberándome de cadenas como un ave.
Silenciosas conversan las nubes,
Sonrojándose sobre los montes graciosas,
Dándole la calma a la urbe,
Anclándome a tu presencia preciosa.
Da igual si llueve o hace sol,
Si nieva o truena.
Si estoy sólo o acompañado.
Me pesan los errores cometidos,
El egoísmo exacerbado,
El calambre que me hace estar sólo:
Si viene conmigo el mar, todo irá bien.
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