Me enseñaste cómo nos apagabas,
Un jarro de agua fría sobre las cenizas.
Luego corriste con tu herida,
Sin pararte a contemplar hacia donde.
Ahora sé que te acuestas entre espinos,
Que bebes veneno para olvidar,
Sé que sonríes con la boca cerrada,
Por miedo a que no la quieran como yo.
Sé que te internas en tierras oscuras,
Como una noche sin luna ni estrellas,
Tierras que visitaste cuando yo no existía en ti,
Espero que tu noche sea corta.
Espero que no te hiera demasiado.
Espero que seas feliz estando ciega.
Espero que no te cruces con el monstruo,
Que se sacie después de beber de ti un par de veces,
Que no pueda llegar a hurgar en tu cabeza.
Y yo, yo me apago mientras me alejo,
Sabiendo que mi nave conoce donde voy,
Lejos, muy lejos sobre la luna,
Huyendo de esta urbe corrupta,
Convirtiéndome en uno con las estrellas,
Desnudo en medio de la oscuridad,
Acurrucado sin el calor de tus soles.
Estaré bien, sobreviviré. Me haré una luz más.
No voy a dejar que me conviertan en un agujero negro,
No voy a dejar que me hagan devorar toda mi luz.
Y, si alguna vez piensas en regresar,
Búscame detrás del escenario del mundo,
Desgajando mariposas en mi cápsula,
Durmiendo en hipersueño,
Caminando por la superficie del sol,
Bebiéndome las nebulosas,
Observando los cometas desnudos,
Como hacía antes de ti.
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