lunes, 16 de septiembre de 2013

BBE

Disfruto de las alegrías que da el estar ocioso.
Habiendo terminado el camino en este rocoso monumento. Mirar al fin del mundo, sentándome mirando la marea subir y bajar. Y no tener que hacer nada. Mirar a los barcos irse y venir. Me fui de mi casa porque no tenía nada que hacer allí. Y aquí estoy, sentándome al borde del abismo y mirando al gran azul. No hay puertas en el cielo a las que llamar, ningún hombre toca el piano con un micrófono que apesta a cerveza. No hay ninguna mujer a cuyos pies arrodillarse. Ha sido un día largo de narices y he estado trabajando como un idiota, pero ahora estoy solo, dejándolo estar. Aquí, yo y mi corazón de oro. Pensando en cuando te vi intentarlo. En todo lo que es, en todo lo que somos.
Sólo, conmigo mismo. Después de haber alcanzado la cima y haberlo visto con los ojos del depredador. Mirando al mar inmenso, y detrás tus ojos azules.

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