viernes, 17 de mayo de 2013

Rosa, rosae.

Hay una simple rosa,
sólo una rosa en un banco,
y una lágrima en un charco,
¡una lágrima tan hermosa!
que cuando fui a lamerla,
y a beber el lamento de tus labios...
Cuando fui a drenar el estío,
el viento consiguió secarla.
Cuando, el viento traidor
se llevó la que era mía,
la que rodaba por mi mejilla,
cuando brotó el calor...
También se había llevado 
el viento cruel tus finos labios.
Y allí quedé. 
Sentado en un banco.
Mirando una rosa del color más frío.
Mirando de lejos... una lágrima en un charco.

1 comentario:

  1. Las rosas vienen a veces acompañadas de espinas y de lágrimas. Unas veces porque el tiempo no nos es propicio y sudamos por entenderla, y otras simplemente porque lo que no nos es propicio es el amor y entonces la rosa nos hiere llevándonos a mirar al horizonte en el que se pierde esa lágrima.

    ResponderEliminar