martes, 19 de noviembre de 2013

Mirad todos.

Míralo ahí, haciendo tantas escalas, nota arriba, nota abajo. Buscando su alma en el fondo de la guitarra. Míralo ahí, rodeado de chicas, con su cerveza en la mano y sus palabras de gato. Miradlo, miradlo. Él no es nadie ni nada, parece que está buscando su alma en el fondo de la jarra, parece que la busca también en los ojos de las chicas, en la corriente del río, en el tilitar de las estrellas. 
Míralo, búscalo, lo encontrarás en cualquier sitio, tirado en la calle, sentado en un banco, siempre con alcohol en la mano, con algo en la boca, un cigarro, un vaso, otra boca... Búscalo, búscalo hablando, debatiendo acaloradamente con el corazón delator debajo de su asiento. Míralo, míralo huyendo por entre las alamedas, nunca yéndose a dormir. Míralo, que el tiempo se lo llevará pronto.

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Míralo ahora, no sale de su casa nunca, no lo podrás ver jamás. Míralo, si lo encuentras, míralo envuelto en harapos, míralo con sus cicatrices, con su pelo blanco, ya no le habla a las chicas, lo dejaron tiempo atrás. Míralo, ya no busca su alma entre las estrellas, ya no come apenas. Ya sabe dónde está su alma, mírala, está con él, siempre lo estuvo, y ahí busca y rebusca entre los pliegues de su cuerpo a ver si la encuentra sin saber que, de tanto buscarla, ésta se fue para no volver jamás. Míralo, que el tiempo, ya se lo ha llevado.

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