martes, 22 de septiembre de 2015

Almuerzo

Nuestras caras caen a los platos,
instauran tundras de mascar.
Tenedores pastan y entierran,
horadan la tierra tozudos.
Cucharas reman en pantanos,
drenan el jugo de la vida.
El polvo esconde las palabras,
cubre la tez con su sabor.

Amanece.

Florece en tus ojos la tierra,
la luz los árboles inunda
de blanca y pedrada piel.
Arruya tu mirar de río,
el verde de tus hojas crece.
Arqueas la sonrisa de dríada
y tus mejillas de paloma,
El sauce de tu pelo entona
la melodía azul del fuego.

Y ya no hay desiertos ni sequías en el almuerzo,
se lo llevan las cristalinas aguas de tu risa.

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