lunes, 18 de enero de 2016

Darth Vader.

Cualquier cosa que cause la noche en nuestras almas, puede que deje estrellas.
Víctor Hugo.


El día que llegó la noche, el cielo se quedó negro,
suspendido el aire y cubriendo mi cara con seda.
Una máscara, rompiendo la lógica de las cosas,
se posó en mi cara interrumpiendo mi visón,
otorgándome la voz quebrada del que canta truenos,
el torrente denso del sentimiento del río desbordado,
y la sensación de sólo ser la máquina que me recubre.
Mi respiración de hielo acompañó mi bailar pesado,
mi cuerpo quemado se recupera debajo del traje.
Sin equilibrio, la fuerza arrasa mis venas y mis brazos:
el metal frío y tembloroso, donde antes había vida,
rompe los gritos de mis guantes de negro suave.
Mis rodillas se han inclinado ante mi maestro,
y mi visión se ha focalizado en el suelo que piso,
he arrastrado mis botas a través de áridos desiertos
buscando recuperar el poder que hay en mí mismo.
Y ahora que veo cómo me vuelven las fuerzas
no encuentro los átomos en mi pecho,
sólo silencio recubre las ruinas de mi pensamiento,
eternamente buscando amor y equilibrio,
buscando el hombre que vive debajo del traje,
buscando el hombre que amó, ama y amará,
la criatura quemada y herida que puede salvar
esta galaxia de nuestro lejano universo.

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