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sábado, 12 de noviembre de 2016

Octubre

Atardece en Octubre con los frutos del ocaso,
cantando los cigarros naranjas en la tela del cielo.
Aparecen los susurros del sueño esparcido en el aire,
como la arena desgaja la visión con una sonrisa adormilada.

Y en mi interior la tormenta.
Siempre que te asomas a mi cabeza, como un mal recuerdo,
arrojo el odio y la maldad al huracán que ruge en la madrugada,
como si fuese el fuego del hogar,
y mis libros, mi risa, mi vida, mi todo también.
Mientras atardece en silencio, crujo con el viento que arrecio.


lunes, 11 de abril de 2016

cubiertos los ojos por la desgracia

Cubiertos los ojos por la desgracia,
ausente tu garganta con la brisa del páramo,
así es como he de recordarme.
Negra la mirada, oculta de mi ser,
silenciosos los códices del recuerdo,
anulada toda la memoria que tengo.
No hay más sangre dorada en mis venas,
no me quedan cuentos que narrar,
no hay ventanas ni sol de infancia.
El azul que recubre el canto de mis pájaros,
el silencioso cuchillo que amenaza el verano,
esa desnudez rota que enciendo con mi cuerpo.
Pero por un vínculo con tu corazón,
por una entrada más en tu recuerdo lo daría todo,
si tan sólo pudiese volver a ser algo más que mi sombra,
lograría poder dar un paso más, sin apoyarme en ausencias.

lunes, 22 de febrero de 2016

Sereno viajo por los montes,
El sol pendiente del aguacero,
Desapareciendo sus colores de flores,
Escondiendo de mi cabeza el negro.

Suaves se arrastran las olas,
El mar acogiéndose al oleaje,
Creando en mi corazón caracolas,
Liberándome de cadenas como un ave.

Silenciosas conversan las nubes,
Sonrojándose sobre los montes graciosas,
Dándole la calma a la urbe,
Anclándome a tu presencia preciosa.

Da igual si llueve o hace sol,
Si nieva o truena.
Si estoy sólo o acompañado.
Me pesan los errores cometidos,
El egoísmo exacerbado,
El calambre que me hace estar sólo:
Si viene conmigo el mar, todo irá bien.

viernes, 19 de febrero de 2016

Las Uvas de la Ira

En las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando y se vuelven pesadas, cogiendo peso, listas para la vendimia

Abren en el almuerzo los periódicos
y enseñan a los hombres de negro,
algunos sudan azufre por los poros,
otros, sólo se visten de azul.
Muchos pronuncian palabras venenosas,
y los demás callan como cómplices,
sofocados por grandes bestias babélicas,
teñidas con nieves sus coronas;
naúfragos incapaces en el mar.

Llevan tiempo creciéndome uvas de la ira,
produciéndome vino ácido.
Crecen y doblan la rama hacia el vacío,
madurando, tornándose negras.
Y cuando exploten, pintando las paredes
con su jugo morado de rabia,
y cuando exploten las de mis iguales,
¿Cómo podrán beber las bestias grises
tanto mosto mortífero en silencio?

miércoles, 3 de febrero de 2016

Ansiedad

Mientras mi cuerpo yace en la cama,
Puedo oír a mi corazón golpeando mi pecho.
Mientras camino por las calles desiertas,
Puedo oír la sangre atascándose en mis sienes.
Cuando me deslizó por las aceras con prisa,
Siento mi corazón queriendo huir de dentro de mí,
Y mi sangre torpe avanzando por mis arterias.

Hay un traidor en mi cuerpo.
Quiere parar su baile y dejarme en silencio.
Hay un complot dentro de mí.
Mis ojos sólo ven peligros,
Mis oídos sólo oyen lo que más retumba.
Pero yo soy más listo,
Y me fijo en las hojas de los árboles,
Y oigo la risa de las personas,
Y mis manos hacen regalos,
Y me escucho quietamente,
Buscando mi voz eléctrica.

Hay un traidor en mi cuerpo,
Pero el complot será parado,
Y mi corazón no dejará mi pecho.

lunes, 1 de febrero de 2016

Nuevas reinas.

Fuego e hielo te coronan en la oscuridad,
paseando descalzos por tu cuello desierto,
con la tierra brotando como sangre en tu nariz,
con tus dedos como hierros abrazándome.
La profundiad de tu mirar azul resquebraja,
este viejo amor mío que se apaga despacio,
y, sin darme cuenta, cada vez eres más tú
en vez de ser más ella en mi pensamiento.

¿Quién hubiese pensado que se acabaría así,
que, de golpe, ella se fuese por el lavabo?
¿Quién debió de pensar que el terror se la llevaría,
amándome y habiéndome amado?
¿Quién pensó que nuestro mundo se teñiría de negro,
mientras amanece la luna de nuestra nueva intimidad?

No hay respuestas salvo la sacudida del mar furioso,
no tengo las manos para edificar castillos de arena.
Sólo quiero poder dormir solo, rodeado de tanta memoria
y poder mirar este naufragio y decir:
"aquí estuve. Vine, vi y vencí."
Mientras me agarro a tus manos nuevas.

viernes, 29 de enero de 2016

Galaxias

Hay luces en mi interior.
Pequeñas luces agrupadas como galaxias.
Hay un infinito en mí,
cubierto por la carne y el sol que irradia.
Hay asteroides para mí
vagando en silencio y quietud desnuda.

A veces me tumbo en la cama,
cansado tras el decaer eterno de los días,
y siento la oscuridad que me invade,
como un agua que rodea mi balsa y floto.
A veces se acerca y me roza los dedos,
para entrar en mí como una catarata descalza.
Y me ahoga y me aprisiona llevándose mi aire.
Pero siempre se quedan ahí las estrellas.
Siempre las siento bajo mi piel,
y me iluminan como un faro en la noche.
No hay marea tan grande como para apagarlas.
No hay oscuridad tan grande como para consumirlas.
No hay fuerza que me despegue de ellas,
sumergidas me calientan en mi baño de frío,
extintas, iluminan los rincones más oscuros.

Hay luces en mi interior.
Pequeñas luces agrupadas como galaxias.
Se arremolinan junto a mí, guardándome de pesadillas.
Que me quitan las manchas de la piel,
y que no dejarán que nunca me caiga.

sábado, 23 de enero de 2016

Lirios de rivera

Hay vientres de río en la calle,
Pero ninguno se parece al tuyo,
La noche trae lirios blancos a la rivera
Y se cubre de galas y joyas ebrias.
Hay nublados de cristal en el cielo,
Pero ninguno se parece al tuyo,
El caballo monta a su jinete
Y cuenta sus batallas junto al fuego.
Hay vida después de la tuya,
Pero no se parece a cuando estabas,
La belleza corona mi cabeza
Y hace cascadas sobre mi pelo,
Mis ojos, mi pecho, mi vientre...
Pero mejor si pudiera compartirla contigo.

lunes, 18 de enero de 2016

Darth Vader.

Cualquier cosa que cause la noche en nuestras almas, puede que deje estrellas.
Víctor Hugo.


El día que llegó la noche, el cielo se quedó negro,
suspendido el aire y cubriendo mi cara con seda.
Una máscara, rompiendo la lógica de las cosas,
se posó en mi cara interrumpiendo mi visón,
otorgándome la voz quebrada del que canta truenos,
el torrente denso del sentimiento del río desbordado,
y la sensación de sólo ser la máquina que me recubre.
Mi respiración de hielo acompañó mi bailar pesado,
mi cuerpo quemado se recupera debajo del traje.
Sin equilibrio, la fuerza arrasa mis venas y mis brazos:
el metal frío y tembloroso, donde antes había vida,
rompe los gritos de mis guantes de negro suave.
Mis rodillas se han inclinado ante mi maestro,
y mi visión se ha focalizado en el suelo que piso,
he arrastrado mis botas a través de áridos desiertos
buscando recuperar el poder que hay en mí mismo.
Y ahora que veo cómo me vuelven las fuerzas
no encuentro los átomos en mi pecho,
sólo silencio recubre las ruinas de mi pensamiento,
eternamente buscando amor y equilibrio,
buscando el hombre que vive debajo del traje,
buscando el hombre que amó, ama y amará,
la criatura quemada y herida que puede salvar
esta galaxia de nuestro lejano universo.

viernes, 15 de enero de 2016

El veneno del miedo.

Un aullido enorme ha entonado su cántico,
los cuernos de la guerra se abren a los lirios.
La muñeca de cristal entra en los químicos,
inyectándose el veneno del miedo en las venas.
El blanco aséptico será ahora su casa,
ya no habitará más las pupilas de mis ojos.
Envuelta en paños, vendas y agujas,
lanzará sus suspiros a través de máquinas.
Hay un agujero negro rondando la luz de sus ojos,
un ácido que recorre sus arterias limpiándola.
El río de su vientre ha sido tapiado,
la luz del sol apenas si cruza entre sus hojas.

Y aún así espero ramos de buenas noticias,
el regalo de una sonrisa liberada,
unos ojos al sol que se acerquen a los míos,
flores miles que traigan el anuncio
de que la primavera no se retrasa,
aunque los nublados recubran el cielo.

lunes, 11 de enero de 2016

Poema de antiamor

Mi casa está llena con mi presencia,
Mi pijama huele a mí.
Mis calles me pertenecen,
Mis recuerdos son para mí.
Mi universidad es mía.
Mi parada de autobús,
Mis jardines y parques,
Mis tapas y comida china.
Mis libros, mis historias, mi cine.
Mi colonia es mía, para mí.
Mis colores, mi lluvia,
Mi frío, mi invierno.
Mi ciudad es mía,
Mis canciones, mi música,
Todo me pertenece a mí.

jueves, 7 de enero de 2016

El bicho

Hay un bicho en mi cabeza,
Hurga despacio en mis recuerdos
Y diseña máquinas de asedio.

Ha visionado mis memorias,
Ha empañado de ponzoña tus ojos
Y me ha hecho pensar que eran míos.
Ha vaciado tu vientre de palomas
Y lo ha llenado de escorpiones.
Ha bebido mi cerveza y mi whiskey
Y me ha dejado copas llenas de asco.
Ha absorbido el calor de mi sonrisa
Y ha dejado un hueco frío en mi boca.
Ha arrastrado mi vuelo desde los astros
Y me ha hecho estrellar en un atolón.
Ha robado el blanco del amor
Y me ha dejado un extraño color rojo.
Ha apagado una a una las estrellas
Y cerrado las luces de un portazo.
Ha arrasado con todos mis campos
Y plantado con sal los surcos.

Hay un bicho en mi cabeza
Que remueve mis pensamientos.
Que me empuja, corriendo, al abismo.
Pero yo aguanto sus embites, estoico,
Levantando mis murallas al dolor.

La esperanza de poder levantarme,
De construir otra vez un hacedor de aviones,
De ser un besador de pijamas,
Un soñador de robots de cocina,
Un amante de las galaxias y nebulosas;
Es lo que me mantiene con vida,
Creando otro yo distinto,
Sin bichos en la cabeza.

domingo, 27 de diciembre de 2015

Poema de amor a mí mismo.

Yo
tengo los ojos del mar
que han visto la realidad sin traducir.
Yo
tengo las manos de carpintero
que han cortado el mundo para hacerlo mío.
Yo
tengo los hombros de obrero
que han cargado con demasiada carga.
Yo
tengo los dedos de inventor
que han hecho música con todo.
Yo
tengo la mente descalza
y como copos de nieve creo imágenes.
Yo
tengo las piernas del lector
y he estado en todos los rincones del mundo.
Yo
tengo el corazón desorientado
y espero encontrarlo pronto.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Dos ausencias

Dos ausencias me estrujan hoy el alma.
Una figura temblorosa que he asesinado,
Y un grito de alegría que hace poco se apagó.
La primera llevaba meses vibrando
Y ahora empieza a dejar de estar borrosa.
La segunda ha emprendido su vuelo
Y ha abierto sus alas dejándonos sorprendidos.

Dos ausencias saturan hoy mis emociones.
Una cuya cara vuelvo a ver con claridad,
Una cuya cara ha desaparecido.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Amanecer parcial

Hoy ha salido el sol,
Y me cuesta pensar en ello.
Hoy no he sido Gregor Samsa,
Y apenas si puedo creerlo.
Hoy he regado campos de risa,
Y parece que no quiera merecerlo.

Este amanecer solitario,
En el que siembro mis semillas,
Ha colgado el cartel de clausurado
Forjando mi máscara dorada.

Danzo monótono bajo la esperanza,
Débil e injusta del perdón y el regreso,
Fuerte y clara de que la carcajada entre en mí.
Pronto mejorarán las cosas

sábado, 19 de diciembre de 2015

Para cantar cuando te has ido

Te fuiste cuando me tragaba el vacío,
Cuando mi mano pendía de tus clavos ardiendo.
Cuando te marchaste ya olías a cerrado,
Y tu luz se había vuelto negra.

Te fuiste al llover yo sobre tus mantas,
Cuando más necesité de tu abrigo.
Cuando te marchaste se desplomó la cornisa,
Y tu sombra se tornó oscura.

Te fuiste a la llegada de la noche,
Cuando tú ya amanecías.
Cuando te marchaste se apagó la luz de mis adentros,
Y dos puños agarrados la mantienen extinta.

Te fuiste cuando me quedaba ciego,
Cuando sin saberlo te hería.
Cuando te marchaste lo hiciste dando estocadas,
Y cantabas alegre tu marcha.

Te fuiste al arder la pólvora,
Cuando decías que te juzgaba.
Cuando te marchaste sangrabas,
Y no era mía la herida.

Te fuiste cuando más negro lo veía,
Cuando más te quería.
Cuando te marchaste y se rompió todo,
No estuviste cuando te necesitaba.

Te fuiste al cantar de otros pájaros,
Cuando yo perdí la voz.
Cuando te marchaste me encerraste en un baúl,
Y ya no veo la luz del sol.

Te has marchado.
Me falta tu luz.
Y desde entonces, quemo tu nombre,
Y araño tu recuerdo y profano tu rostro.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Miedo.

Algo debe de estar en llamas en mi cabeza,
hay un humo negro alrededor de mis ojos y mi boca.
Cuando se disipa, el panorama es desolador,
hielo y estacas se destapan en el paisaje.
Hay un muñeco subido a mi espalda,
controla mis brazos y me los ata al cuerpo.

Hay demasiado ruido.
No hay música.
Dentro solamente tengo silencio.

A veces se levanta la venda de mi visión
y aparezco en una playa de aguas cristalinas,
sujeto un vaso lleno hasta los bordes de agua.
Pesa demasiado como para poder sujetarlo.
El agua es negra y sedosa como tu pelo,
negra y pesada como un intento de suicidio,
negra y maloliente como los recuerdos corruptos.
A veces vacío el vaso delante de mí,
y lo relleno con el agua cristalina de la playa.
Y la arena se llena con tu cara y tus ojos,
tus labios en los dedos de otros hombres,
tu música cantada para la vejez de otros.
Una mancha oscura, como una noche sin día,
se queda marcada en el suelo noctámbulo.

Y el ruido se calla un poco.
Hay música, alguna.
"I... have become... comfortably numb"
"There I go, turn the page".

A veces brilla la luz del sol y me lleno de risa
aunque luego caiga en en un saco roto de silencio.
A veces aparece una imagen curvada,
una voz agradable, una sonrisa amable,
arribando en botellas llenas de luz con la marea.
Sopla el viento silencioso lleno de salitre,
la luz del sol parece calentar estos fríos brazos.
La luz de las botellas  se acumula en la orilla.

Pero entonces llega la noche, que es larga.
Y sopla el viento, y derriba las palmeras.
Y el agua se vuelve oscura.
Y el vaso se llena otra vez con tu boca,
y el agua que he tirado se levanta y me abraza
llenándome con su pesado petróleo.
Y vuelvo a temblar mientras los carámbanos crecen,
y la arena se torna sangre y nieve.
El salitre es un viento huracanado que grita,
una fuerza incesante que trata de apagarme,
un rayo que no cesa que quiere convertirme en polvo.
Una caricatura de tu "yo" verdadero y único,
un conjunto de mis números, fechas y obligaciones,
de tus números, fechas y obligaciones
que me empujan hacia el agua.

Pero siempre que mis dedos llegan a la orilla
y los átomos me cubren para desentrañar
el bosque helado y nevado que hay debajo,
sube el muñeco a mi espalda, con tu cara a veces,
con la cara de los desanimadores otras,
con la cara de los anónimos que circulan por la calle,
con los gritos y la ira, hablando por mí,
moviéndome la boca y pellizcando mis hombros,
arrastrándome debajo dentro y dentro de la corriente.
Siempre debajo del agua me ahoga la nieve.
Los copos se pegan a mi corazón y chillo.

Vuelve a no haber música.
Y tengo que mirar hacia arriba.

Todas las botellas que han llegado a mi playa,
con sus mensajes de esperanza y alegría,
brillan como un millar de estrellas en el firmamento.
Cada una a su manera, cada una con su fuerza.
Unas palabras amables, un brazo acogedor,
una charla interesante, un oyente comprensivo.
Ninguno es capaz de matar al monstruo
pero consiguen bajar la marea hasta que pueda respirar.

Vosotros sois ahora la galaxia de mi república,
la ayuda para reconstruir Cartago.
Vosotros sois lo que me mantiene respirando en la playa.

martes, 8 de diciembre de 2015

.

He visto la noche aparecer en tus ojos
en la imagen de un sangriento crepúsculo.
He dejado de respirar durante el tiempo
que ha durado tu puesta de sol con miedo.
He pisado por tus campos de amapolas
mientras dormías ausente en tu carcasa.
He empujado y he subido escaleras por ti
a cambio de navegar por tu mente enferma.
He bajado a tus mazmorras a esperar contigo,
a romper contigo las cadenas de tus muñecas.
He estado contigo, cantando dentro de ti,
mientras el resto del mundo desaparecía.
He oído cómo temblabas en las noches,
he sentido tus fantasmas buscándote.
He empezado a dejar el frío dentro de mí,
con tal de que no se helasen tus huesos.

Has cantado conmigo mientras te levantabas,
te has sentado en mis caderas a perdernos.
Hemos construido cabañas seguras tras naufragios,
nos hemos resguardado juntos de la tormenta.
Hemos dejado que el agua nos cale a los dos,
con tal de no mojarnos en soledad.

Y cuando mis ojos se pierden en el atardecer,
cuando me están creciendo amapolas
y me convierto en una crisálida.
Cuando he empezado a recubrir mis dedos de frío,
cuando se ha agotado la fuente de mi calor,
cuando han aparecido fantasmas en mi búsqueda...
Cuando he necesitado que me tapases de la lluvia,
que cantases dentro de mí...
Te has ido, por miedo a perderte.
Y estoy dando paso a la noche.
Espero que no sea larga, que no sea fría.
Estas sábanas no saben dormir sin ti,
estos dedos no saben tocar otros que los tuyos.
Esta lluvia cala en esta mazmorra,
con unos grilletes demasiado fuertes.

Te has ido,

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Pánico.

Cuando los caballos me golpean el pecho
desnudos como una pandilla de niños,
gritan rayando cristales anestésicos
y una niebla verde me nubla los ojos;
mil obreros me llenan de ruido denso,
sin parar, levantan muros a mi lado.

Un guante negro de acero me presiona,
empuja fuerte mi estómago hacia arriba,
duerme entre mis costillas como una piedra
y gruñe cada vez que el aire entra en mí.

Cuando el polvo despega sobre mi espalda,
sombras de vacío me crecen en el cuello,
se me oxida la lenta respiración
y se me llena la rápida de escombros.

Cuando mi cabeza se volatiliza,
venas y brazos se llenan de burbujas,
mi cuerpo necesita desaparecer
y los hombros necesitan crecerse alas.

Cuando todo eso pasa,

hasta tú pareces fundirte en la escena,
difuminarte en la pantalla descalza,
ser sólo una sombra desnuda en la luna,
y venir otra vez con la voz partida,
cantándome con esta voz que no es tuya,
arañándome con los dedos ajenos,
expulsándome del Edén de marfil,

hasta que domo las bestias y vuelves a mí.

miércoles, 1 de julio de 2015

El secuestro.

Hoy por hoy la galaxia de tu pupila se apaga
y los pequeños habitantes de nuestra república
corren dispersos gritando de puro terror.

"¿En qué planeta habrá quedado atrapada?"
- Claman sin cesar los medios-
"Las misiones de rescate se suceden una tras otra,"

"¿Estará en un mundo de diamantes y cristales?,"
-chillan las televisiones-.

Murmuran las radios con incredulidad.
"¿vivirá enterrada bajo toneladas de hielo y agua?"

En Internet se rumorea sobre el secuestrador:
"¿Será un monstruo de amplios cuernos?
¿Tendrá la forma de una sombra?"

Arden los servidores de información e incertidumbre
y yo, desconectado del mundo en mi ventana,
me encojo fuera de todo; ciego, sordo y mudo.
Esperando que nunca se apague la pequeña galaxia
que ilumina nuestra república de terrones de azucar.