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domingo, 6 de diciembre de 2015

Ya no te quiero.

Te quiero, pero ya no te quiero.
Vibra menos mi interior al verte
y mi exterior no rompe el silencio.
Somos conscientes del daño hecho
y aceptamos la sentencia del verdugo.
Recogemos las tempestades que nos merecemos,
viajamos los pasajes de tormentas que nos tocan,
aceptamos la culpa como un amigo que abraza.
Dejamos que el pánico nos inunde con tus noticias
porque somos los herederos de esta tierra rota.
¿Cómo podríamos mirar este páramo,
pensando que no fue culpa nuestra?

Te quiero, pero ya no te quiero,
pues esta tierra está baldía de no verte,
pues en estos campos no crece la hierba,
porque te fuiste y no te dejé irte.
Podrían haber brotado de nuevo las plantas,
podrían haberse abierto nuevas flores,
el tiempo lo curará, pero no será el mismo:
el jardín que yo adoraba.
Te quiero, pero ya no te quiero.
Te quiero,
porque estas son tus tierras.
Pero ya no te quiero,
porque estoy plantando mis campos con sal.

sábado, 28 de noviembre de 2015

A tus ojos.

He mirado tus ojos desde todas las perspectivas.
Los he visto cubiertos de inexactitud por la distancia,
los he visto manteniendo dentro de ellos a dioses antiguos,
los he visto cubriéndose de hielo, sol y coñac.

He mirado tus ojos desde todas las estaciones.
Los he visto envueltos en miedo por la muerte,
los he visto sugiriendo silencios entretejidos,
los he visto empañados de tristeza y frío.

He mirado tus ojos desde los míos.
Me he visto contenido dentro de ellos,
me he visto herido y desgajado por ellos,
y me he visto sujetando la daga por ellos.

He mirado tus ojos desde el silencio de la noche y la cruz del día.
Los he visto felices, tristes, iracundos y negros.
Los he visto abiertos, delicados y acorazados.
Y no me hago a la idea de no volver a verlos.

lunes, 23 de noviembre de 2015

La presa

Con la presa casi desbordada,
Saltando por encima las gotas
De crudo y pesado petróleo,
Desazón, traición, derrota,
Plasmándose como cáncer
En el papel de piel rota.
¿Qué pasaría si abriese
Esas compuertas de estopa;
Y completamente me inundasen
Los campos de mi piel y mi boca?

Me asomo al filo del tiempo
Hacia la inmensidad sola.
Medio yo se ha despegado:
Para mi corazón, rocas.


lunes, 17 de noviembre de 2014

Maastricht.

Maastricht enseña espacios abiertos y verdes,
un cielo estrellado y bocanadas coloreadas.
Muestra agua brotando de sus rincones, vida,
discípulos corriendo en sus asuntos calle arriba,
calle abajo rodando en bicicletas de moho.
Con casas enredadas como un golem en la montaña,
con humo de sus edificios como faros en la noche
que guardan en sus estómagos el fuego y el calor.
Enseña la muerte de sus libros con elegancia,
decae con fuerza, haciéndole trepar hacia el fondo.
Subyuga la naturaleza a sus antojos convirtiéndola
en caramelos y juguetes para sus infantes.
Maastricht lleva el pecado escrito en el nombre,
la ciudad roja que se desata en las noches frías
cuando los cuerpos se buscan en el Mosa,
mirando la luna y manteniéndose fríos.
¡Si sus ladrillos contasen cómo se cogían de la mano,
cómo enjugaban sus labios en los pasos,
simultáneos y cómplices del pecado de quererse;
y susurrasen con reprobación por enamorarse
en una ciudad que no es París ni Roma ni New York!
Maastricht es una ciudad para quererse.
Para querer al mundo, para querer un hogar.
Pero Maastricht no tiene jazmines en su terraza.
Maastricht, ¿por qué no crecen jazmines en tus terrazas
en las noches calurosas de verano?

lunes, 8 de julio de 2013

Arenas.

No encuentras en los roces de seda
el aliento de las arenas desérticas.
Buscas en silencio los pliegues
de los perfumes y los ungüentos.
Miras con tus ojos almendrados;
rechazas detrás de las celosías el susurro
de los vientos y las estrellas.
¿Dónde quedaron atrás los azahares,
las fuentes y el mercurio
y las estrechas calles?
¿En qué lugar desaparecieron las aguas
y se las tragaron las armas?
¿Cuándo devoraron la paz los alfanjes?
¿Cuándo los halcones fueron cazados?
¿Dónde nos perdimos?

Ya te acurrucas en un rincón,
malherido, sin hermanos.
Ya manan de tus ojos las heridas,
ya tu corazón se erosiona con la arena...

lunes, 1 de julio de 2013

Reina de plata.

Ven aquí, reina de plata,
muéstrame con tus ojos de diamante
el sabor de tu pálida piel.
Ven aquí, reina de mares,
muéstrame con tus ojos de marea
el sabor de la sal de tu piel.
Ven aquí, reina de hielos,
muéstrame, con tus ojos de dureza
el sabor de tu gélida piel.
Ábreme tu alma,
cuéntame qué te atormenta,
mientras yo, conozco el sabor de tu piel.

domingo, 30 de junio de 2013

Los muertos de Munchausen

Cuando se levantan los muertos de Munchausen
los dramas cogen fuerza de tango
caen las estrellas de los cielos muertos
y las esquinas huelen a orín.
Se rompen los esquemas con la altura
y un saxofón rabioso canta a la sangre
los huesos del hielo rompen las aceras
renuncia entero a las palas de violencia
cuando se levantan los muertos de Munchausen.
cuando los muertos de Munchausen se levantan
huyen asustados los ferrocarriles
ríen sarnosos los perros con sorna
desaparecen los coches en sus bombas de humo
hacen presa los gatos con su silencio.
Nos pesan todos los muertos de Munchausen
nos bañamos todos en su sangre
comemos todos de su carroña
llenan nuestros huecos de culpa.
Cuando se levanten todos los muertos de Munchausen...