martes, 22 de septiembre de 2015

Almuerzo

Nuestras caras caen a los platos,
instauran tundras de mascar.
Tenedores pastan y entierran,
horadan la tierra tozudos.
Cucharas reman en pantanos,
drenan el jugo de la vida.
El polvo esconde las palabras,
cubre la tez con su sabor.

Amanece.

Florece en tus ojos la tierra,
la luz los árboles inunda
de blanca y pedrada piel.
Arruya tu mirar de río,
el verde de tus hojas crece.
Arqueas la sonrisa de dríada
y tus mejillas de paloma,
El sauce de tu pelo entona
la melodía azul del fuego.

Y ya no hay desiertos ni sequías en el almuerzo,
se lo llevan las cristalinas aguas de tu risa.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Estampa: la Playa de la Griega.

Mi pulmón tira del mar de los vapores
mientras cuernos azules pintan el cielo.
La tierra sumerge sus extremidades
y abraza las frías corrientes de espuma.
Como cerveza azul, entonan las olas
su sinfonía sobre las rocas lisas.

El bosque titubea sobre el borde abrupto,
final tajante en que acaba su dominio.
Las praderas explotan el borde verde
sorprendidas si desaparece el mundo.
Pueblos imposibles ante los barrancos,
que devoran furia exaltada y marítima,
como milagros hijos de la montaña.

Lo respiro como oxígeno despierto,
mi cabeza se sumerge en la corriente
triangular del brazo de playa sencilla.
La colonia del mar está en mi pulmón,
y la sal, y la arena desaparecen,
y los niños y el sol se filtran en negro,
mientras los cuernos azules de tormenta,
siguen con su marcha por el horizonte


jueves, 20 de agosto de 2015

Radiografía de un bar.

Sentado en la barra del bar,
dejando que pase el tiempo,
cubierto de musgo cómplice,
arropado por el ruido,
refugiado atmosférico,
privado de la existencia.

Me deslizo con cuidado
por los asuntos externos,
dejando que este aura de oro,
esta vibración de ébano,
de glaciar de multitud,
enturbie la danza del ser.

El ruido es la melodía,
vaivén azul que me dicta
el estrecho vericuerto,
la sinuosa senda negra
a la que la noche se abre
con las estrellas de luto.

El barullo orquestado abre
las vías respiratorias,
complementa las arterias,
me encadena al taburete
y anuncia el advenimiento
de la gran bestia nocturna.

El barman viene directo,
con la boca abierta me habla,
amarra mi estancia al vaso,
declara mi huida quebrada:
lleva la máscara puesta,
su sed quiere que yo beba.

Hay un fragmento de tiempo
oculto en el caos extremo:
de golpe vi al carcelero,
sirviendo raciones de ocio,
vasos llenos de veneno,
a jóvenes enlatados.

No puedo existir aquí,
perder mi risa entre todas,
mis palabras ahogadas,
mirando todos lo mismo,
si queréis, buscadme lejos:
sólo deseo ser distinto.
 

martes, 11 de agosto de 2015

Iota.

Vienen los hombres de azul con sus gruesas voces negras, sus dedos cubiertos de gris.

Vienen con sus labios de catedral,
sus dientes y lenguas de metal,
sus violines en tela de envasar.
Vienen gritándonos garras,
destrozándonos la espalda,
convirtiéndonos en barras.

Los hombres de azul no vienen solos, traen consigo lápidas negras, paladas de tierra gris.

Los hombres traen animales,
y se ríen como chacales
con gorgoteos viscerales.
Rojas tachan y subrayan
las líneas sobre palabras
clavan puntas de esmeralda.

Se mofan los hombres de azul de mis poemas negros, cortando en partes mi cuerpo gris. 


viernes, 10 de julio de 2015

La Isla.

El hombre es una isla.
Nada lo rodea, nadie le canta.
Todos los hombres son una isla,
han ahogado sus corales y palmeras,
han dejado que sus playas, sus almendros,
sus columpios y sus bosques ardan.
Han separado sus libretos de la rutina,
han guardado en los álbunes de fotos
las sirenas y cometas que retozan en el suelo.

El hombre es una isla,
apocado al fracaso, sentado descalzo.
Cada hombre tiene una isla,
bañada en el mar de sus entrañas.

Los hombres somos islas,
presas de volcanes magmáticos,
muchas veces explotamos y, despacio,
nos hundimos como cometas en la inmensidad,
incapaces de pedir ayuda,
aislados en nuestros archipiélagos malditos,
ciegos en mitad de la noche estrellada.
Los hombres somos islas,
siempre lo seremos.

Islas vacías, que buscan a las otras,
que buscan aplastar lo que no entienden.
Los hombres somos islas,
y acabamos con barreras coralinas,
en lugar de construir entre todos un continente.

miércoles, 1 de julio de 2015

El secuestro.

Hoy por hoy la galaxia de tu pupila se apaga
y los pequeños habitantes de nuestra república
corren dispersos gritando de puro terror.

"¿En qué planeta habrá quedado atrapada?"
- Claman sin cesar los medios-
"Las misiones de rescate se suceden una tras otra,"

"¿Estará en un mundo de diamantes y cristales?,"
-chillan las televisiones-.

Murmuran las radios con incredulidad.
"¿vivirá enterrada bajo toneladas de hielo y agua?"

En Internet se rumorea sobre el secuestrador:
"¿Será un monstruo de amplios cuernos?
¿Tendrá la forma de una sombra?"

Arden los servidores de información e incertidumbre
y yo, desconectado del mundo en mi ventana,
me encojo fuera de todo; ciego, sordo y mudo.
Esperando que nunca se apague la pequeña galaxia
que ilumina nuestra república de terrones de azucar.

martes, 30 de junio de 2015

Gris.

Estoy gris,
gris es mi cara,
grises son las ropas que cubren mis grises piernas.
Ando gris,
gris es mi mano,
gris nado en las calles hirvientes de la ciudad.
Hablo gris,
gris es mi rostro,
gris es la sequedad de mi boca bajo el sol.
Soy gris,
gris me siento,
grises son las luces de los neones sobre mí.

Pero hoy te he visto,
y me he llenado de colores.
Y no hay gris en este corazón mío.