miércoles, 20 de febrero de 2013

Etéreo.

El silencio afecta a las esferas del vacío.

La luz viaja con la inclemencia de las púas.

El tiempo, más que nacer, pasa.

Ya no quedan las risas de los que se asoman

al negro contemplar de las estrellas.

El infinito se vuelve etéreo cuando me besas,

Recae la noche sobre los cuerpos desnudos.

Mil años pueden pasar más, dos mil.

Tantos que se pierda la cuenta,

no se dará cuenta el tiempo del llanto,

de la risa, del amor, del silencio.

Pensamiento y hablado son tácitos para él.

No se dará cuenta el tiempo de ti,

de mí, de sí mismo.

Que si alguna vez una risa resonase

por el agujero negro del vacío,

no se diese cuenta el tiempo

de este silencio por el que todos pasamos.

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